¿Qué es lo que nos impide alabar y expresar nuestro reconocimiento a los demás?
Esta pregunta me vino a la mente cuando recordaba una puesta de sol en Ibiza, en mis vacaciones de este verano. ¡Qué lejos quedan! ¿ Verdad? Como comentaba, acudí al rito ibicenco de asistir al espectáculo de ver como desaparecía el sol en el mar, como muchas otras personas en la isla. Me sorprendieron los aplausos de la gente cuando el astro terminó su actuación. Me recordaba, no puedo evitarlo, cuando en Valencia aplaudimos al Sr. Pirotècnic, cuando acaba la mascletá, porque nos ha emocionado como ha llevado su ritmo y sonido estruendoso.

Reconocimiento al Sol
Marshall Goldsmith en su best seller» What you got here won’t you get there» nos dice que entre uno de los 20 hábitos que todo líder debe abandonar está la incapacidad para reconocer adecuadamente: la incapacidad para alabar y recompensar.
Existe la creencia común de que si reconocemos a alguien que lo está haciendo bien, puede llegar a relajarse y no continuar por este camino. Sin embargo, la gente cuando aplaude un acontecimiento realmente está pidiendo un bis, una repetición de algo que está bien acabado, que es bello, o bien el entusiasmo y la implicación con el que se ejecutó.
Si buscamos en el diccionario el significado del verbo reconocer obtenemos varias concepciones:
- Establecer la identidad de algo o alguien: re-conocer: Con ello reforzamos la autoestima del que lo recibe.
- Admitir o aceptar algo como legítimo: Estamos estableciendo que esa actitud y buen hacer es el rumbo adecuado que queremos para nuestro equipo. Sirve para decir » este es el camino», tanto para la persona reconocida como para los que lo rodean, sus compañeros.
- Agradecer un beneficio o favor recibidos: Hemos recibido un bien apreciado y lo agradecemos, seguimos siendo consecuentes con la dirección que vemos adecuada para conseguir nuestras metas. La gratitud es una emoción muy potente, es un motor para motivar el desempeño. Es más, una puerta a la felicidad, te ayuda a disfrutar más de la vida, de tu trabajo. Tiene un efecto multiplicador.

Reconocimiento
¿Cuando es el momento adecuado para el reconocimiento? ¿Quién debe darlo?
Los que estábamos en aquella cala de Ibiza fuimos los que aplaudimos, y lo hicimos cuando el sol desapareció de nuestra vista, ni antes ni después.
El reconocimiento debe hacerse:
- A la persona o equipo que ha realizado la acción.
- Por la actitud adecuada, en consonancia con el rumbo a seguir.
- Por la persona más directa. Superior directo.
- En el momento oportuno. No busquemos aplazamientos en el tiempo. Perderíamos la correlación de un hecho con otro.

Atardecer en Paiporta
Como en todos los viajes, siempre una esconde en su maleta un aprendizaje. Del rito del aplauso al Sol he conseguido incorporar a mí día, o mejor dicho, al atardecer de cada uno de mis días, una mirada al cielo, al oeste, no importa donde me encuentre. Admiro los colores, la belleza del contraluz de los edificios, los árboles e incluso de alguna antena en lo alto de un terrado urbano. En ese instante, sonrío, doy gracias por el día vivido y confirmo que el crepúsculo en Paiporta, Valencia, Vara de Quart o la Albufera merece el mismo aplauso que el de la cala de Ibiza. Y así, después de este premio o reconocimiento al quehacer diario laboral y la dirección de mi camino me dirijo hacia casa con un chute de autoestima, con ganas de ver a los míos y seguir siendo feliz.
¿ Te apuntas a aplaudir al sol? ¿ y a los demás? ¿ y a uno mismo?
¿Por dónde vas a empezar?
Me apunto!!!
Bienvenida Amparo!
Gran artículo, Natalia. No puedo estar más de acuerdo contigo. Yo también me sumo a ese aplauso!
Gracias Mari! Cuantos más aplaudamos mejor será el mundo que nos rodea.